Presentada oficialmente en el Festival de Cannes 2011, y con auspiciosas críticas, "La piel que habito" es el décimo octavo largometraje de Pedro Almodóvar y el que lo vuelve a reunir con Antonio Banderas, después de 22 años. La película se estrenará el jueves en las salas locales.
Antonio Banderas, que comenzó a destacarse cinematográficamente de la mano de Almodóvar a partir de "Laberinto de pasiones (1982), trabajó por última vez con él en "Atame" (1989). Un año antes, con la multipremiada "Mujeres al borde de un ataque de nervios" llegó también a Hollywood conducido de algún modo por él, cuando dicho filme fue nominado al Oscar a la Mejor Película Extranjera y al Globo de Oro.
La cinta fue definida por el director como "un material muy distinto a todo lo anterior porque me ha encontrado en pleno cambio. Me veo como una persona de mediana edad que, como no quise celebrar los cuarenta, cuando llegué a los cincuenta tuve que pasar la crisis de las dos décadas"; y es según sus propias palabras "una historia durísima de venganza con un personaje muy diabólico en cuya piel me costó meterme".
"Hay procesos irreversibles, caminos sin retorno, viajes solo de ida. Esta película cuenta la historia de uno de estos procesos. La protagonista recorre involuntariamente uno de esos caminos, es obligada violentamente a emprender un viaje del que no puede regresar. Su kafkiana historia corresponde al dictado de una condena cuyo jurado está compuesto por una sola persona, su peor enemigo. El veredicto, por lo tanto, no es sino una forma de venganza extrema", aseguró Almodóvar.
En el filme, desde que su mujer sufriera quemaduras en todo el cuerpo en un accidente automovilístico, el doctor Robert Ledgard (Banderas), eminente cirujano plástico, se interesa por la creación de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla.
Doce años después consigue cultivar en su propio laboratorio, una piel sensible a las caricias, pero una auténtica coraza contra todas las agresiones, tanto externas como internas, de las que es víctima el mayor órgano humano. Para lograrlo, ha utilizado las posibilidades que proporciona la terapia celular.
Además de años de estudio y experimentación, Robert necesitaba una cobaya humana, un cómplice y ningún escrúpulo. Los escrúpulos nunca fueron un problema, no formaban parte de su carácter. Marilia, la mujer que se ocupó de él desde el día que nació, es su cómplice más fiel, nunca le fallará. Y la cobaya pronto llegaría, simultáneamente con la desaparición de decenas de jóvenes en la ciudad.
GRAN REENCUENTRO
Antonio Banderas aseguró que si hubiera sido por él, el papel del médico que le tocó representar en el filme hubiera tenido otros matices. "Pero Pedro no lo quería así y eso no produjo discusiones, sino trabajo. Poco a poco, hablando, entendiéndolo. Y aceptándolo por la admiración, el respeto y la amistad que siento por él y por creer (en él). Hace falta fe para saltar al precipicio que te propone; me daba miedo de que el personaje se quedara plano. Pero él tenía razón", relató.
En relación al director, apuntó que le fastidia "lo cabezón que llega a ser, que te dan ganas de agarrarlo del cuello" y le reconoce en estos años un cambio, no en lo personal, sino en lo profesional: "se ha vuelto más sobrio, más austero, minimalista, ha depurado mucho su estilo y en los contenidos se ha vuelto más complejo, más profundo".
Además, sostuvo que, 22 años después de su último trabajo juntos, su amigo Pedro le ha vuelto a mostrar, a sus 51 años, "un camino que puedo volver a explorar: saber que la contención es un valor. Almodóvar es así, radicaliza las opiniones, o lo aman o lo odian, o van a darse un banquete o piensan que la película es una desfachatez. Pero si hay personaje para mí, Pedro me va a tener, solo tiene que silbar".
Fuente: Diario El Día
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