Al igual que Paul Haggis (Vidas cruzadas) y
que Alejandro González Iñárritu (Babel), el brasileño Fernando Meirelles cree
que es posible a través del cine reunir pequeñas historias, sólo en apariencia
distanciadas en el espacio, aisladas y desconectadas, y hallar entre ellas
puntos de unión y de encuentro bajo algún denominador común.
Ésa es la matriz de
360, un film que recorre sucesiva o simultáneamente varias ciudades (Viena,
París, Río de Janeiro, Bratislava, Londres, Denver, Phoenix), dentro de las
cuales un grupo de personajes no sabe que sus conductas y sus vínculos en
sentido afectivo y sexual terminarán interconectados en algún punto y en algún
momento. Meirelles imaginaba una mañana en la que Silvio Berlusconi, ejerciendo
su poder como máxima autoridad en Italia, tomaba una medida que inmediatamente
provocaba una caída sensible en la Bolsa de Milán. Y ese mismo día, por la
tarde, el efecto de esa decisión se sentía en Buenos Aires, donde un hombre
perdía su trabajo por culpa de aquella decisión tomada por Berlusconi.
El director de Ciudad
de Dios, El jardinero fiel y Ceguera cita ese ejemplo en medio de una charla
con algunos medios internacionales -entre ellos, la nacion- hace exactamente un
año, en un lujoso hotel de Toronto. El Festival de Cine de esa ciudad, que
mañana pondrá en marcha una nueva edición, fue escenario del estreno mundial de
360, que este jueves se estrenará en la Argentina, presentada por Diamond
Films. El nuevo trabajo de Meirelles reconoce signos de identidad en La ronda,
clásica obra de Arthur Schnitzler escrita hace un siglo y fuente de varias
versiones cinematográficas (la más famosa fue dirigida por Max Ophüls en 1950),
pero ese punto de referencia se integra al guión de Peter Morgan (La reina) a
partir de las propias experiencias personales del autor, que vivió en varias
ciudades y se propuso aquí -según palabras de Meirelles- contar cuán integrado
y conectado se encuentra el mundo. Una mirada que Morgan ya había ensayado en
Más allá de la vida, de Clint Eastwood. Al director brasileño le llegó el
proyecto a través de un amigo común y decidió hacerlo suyo.
"El guión me
encontró a mí -explica Meirelles-. Y creo que sólo se vincula a Schnitzler
porque aquí también la historia empieza en Viena y porque comparte la idea
básica de La ronda: un personaje influye sobre otro y éste a su vez sobre otro
más, y así sucesivamente. Pero desde allí la trama se orienta hacia otras
direcciones.
Fuente: Clarín
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