Cineasta política no es lo primero que viene a la mente cuando uno piensa en Angelina Jolie. Es cierto que la actriz hace ya años que se dedica a apoyar causas humanitarias con su trabajo como embajadora de la ONU y también están sus discutidas adopciones de niños de países del Tercer Mundo junto a su marido, Brad Pitt. Pero muchas “celebridades” apoyan causas y casi ninguna decide dirigir películas al respecto.
El resultado de ese compromiso es In the Land of Blood and Honey, una película sobre la guerra en la ex Yugoslavia que pone el acento en el abuso y violaciones a las mujeres cautivas por parte del ejército serbio, que ya le valió a la actriz varias polémicas. Jolie se maneja con seguridad tras las cámaras, si bien la película termina siendo un catálogo de atrocidades que a veces banaliza las mismas cuestiones que quiere denunciar.
Hablada en serbio –al verla, da la sensación de ser una película local como por ejemplo Sarajevo, mi amor, de Jasmila Zbanic, y no una adaptación hollywoodense-, la película habla de las preocupaciones de Jolie, que en una nutridísima conferencia de prensa, explicó los motivos que la llevaron a hacerla. Con un atuendo negro, discreto para lo que acostumbra y acorde con la ocasión, convoca la atención de fotógrafos, periodistas, curiosos y hasta guardias de seguridad que no pararon nunca de sacarle fotos y filmarla.
“Uno crece y va aprendiendo cosas del mundo –dijo la actriz/directora-. Yo me fui educando a mí misma y, en los diez años que llevo viajando por el mundo, fui enterándome de conflictos que me importan mucho y que quiero que se conozcan. Si ser una persona famosa sirve para eso, mejor. Yo hago lo mejor que puedo”.
Jolie, de 36 años, dijo que “la película es dura porque la guerra fue horrible. Siempre hay un debate respecto a cuánto mostrar en arte, y los que vivieron esa guerra saben que lo que muestro es poco comparado con la realidad. Quise hacer una película dura para que a la gente le queden en la memoria las cosas que pasaron”.
Respecto a las controversias que la película suscita, dice que “quise encontrar un balance y que la historia fuera más allá de las nacionalidades. No quería acusar a nadie. A lo sumo, a la comunidad internacional por mirar para otro lado”.
La actriz confiesa que ahora le será difícil volver a hacer películas… convencionales. “Hace dos años que no actúo. De todos los filmes que hice es el más personal y el más cercano a mi corazón. Ahora voy a hacer una película de Disney. Hacer algo para chicos me parece lo mejor que puedo hacer después de esto. Más adelante, no sé, pero sí, va a ser difícil seguir”.
La película de Jolie se presentó fuera de competencia. Allí, en el mismo día, se vieron dos muy buenos títulos. Grandes maestros del cine, los hermanos Paolo y Vittorio Taviani parecen haberse renovado, como los personajes de su película, al hacer César debe morir. El filme es una adaptación muy particular de Julio César, de Shakespeare, ya que está actuada por los presos reales de un taller de arte de una cárcel. El filme ficcionaliza, con los propios presos, situaciones de sus vidas. Filmada en blanco y negro, los Taviani logran hacer presente y palpable algo que suele ser muy difícil de lograr en las adaptaciones de Shakespeare: cómo modificar el texto original sin traicionarlo y cómo actualizarlo sin banalizarlo.
Fuente: Clarín.com
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