martes, 28 de agosto de 2012

Entrevista a VIggo Mortensen


Esta vez el actor Viggo Mortensen incursiona en el cine argentino como figura central de “Todos tenemos un plan”, cinta dirigida por Ana Piterbarg y se verá desde la semana que viene en las salas locales.
“Me presentan montón de guiones por año y casi todos los rechazo porque no son buenos, pero el escrito por Ana Piterbarg es una excepción”, afirmó Mortensen.
“No son buenos, no son originales, no están bien escritos, y en los que son interesantes los personajes no están bien logrados y en general no son cuentos que me interesen”, dice.
“De vez en cuando hay algo... y no miro si es una superproducción o un filme independiente, en castellano o en inglés. Busco cuentos interesantes, mientras que pueda seguir dándome el lujo de elegir un poco, de poder esperar”, confiesa.
Extremadamente tímido y con un perfil que sorprende por lo bajo, el actor de “El señor de los anillos” y “Promesas del Este” confiesa su alegría por su primer trabajo en la Argentina.
Mortensen, que nació en Nueva York hace 54 años, es hijo de padre danés y madre estadounidense, que partió con su familia siendo un niño rumbo a Venezuela y luego a la Argentina, donde vivió en las sierras de Córdoba entre los 6 y 11 años, hasta la separación de sus padres y la vuelta a su país natal.
El filme de la debutante Ana Piterbarg cuenta la historia de dos hermanos mellizos, Agustín, un pediatra que con su esposa está al filo de adoptar un hijo, y la de Pedro, que vive solo en el Tigre como apicultor, los dos alejados entre sí desde niños.
Agustín y Pedro son muy diferentes, uno comprometido con una serie de delitos y angustias distintas a las del médico que se rebela a adoptar un hijo, los dos separados y vueltos a unir camino a un desenlace que no puede ser menos que trágico.
Agustín, convertido en Pedro llega al Tigre pensando que esa sería la mejor forma de escapar de una aparente felicidad que no lo convence, y de la noche a la mañana se sumerge en una pesadilla, aquella que era la de su hermano en el Delta y de su entorno oscuro y desgraciado.
Con una perspectiva totalmente distinta, el nuevo Agustín se juega entero para redimir a una chica a la que apenas conoce y esconde sus propias miserias, y que juega peligrosamente con él al todo vale, mitad pasión, mitad traición, siempre al filo de caer en ese lugar ominoso del que no se vuelve.
“En los dos hermanos yo tengo un poco de cada uno”, dice el actor, pero aclara que “buscaba descubrir las cosas que los separaban, por ejemplo que no queda mucho amor entre ellos... el qué pasó entre ellos cuando eran chicos lo tuve que imaginar y trabajar. Es decir, más allá de qué hablan, se mueven y miran de manera diferente”. “Me pareció un thriller muy interesante por su aspecto psicológico, por el paisaje y con un plus, que era una película argentina, y como me crié aquí, tenía su atracción... Podía haber rodado en Argentina antes, pero no aparecía el guión, hasta que me llegó el de Ana y me empeñé en encontrar el hueco para hacerlo”, dice.

Fuente: Diario El Día

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