En la década del ’40 y el ’50 el
cine argentino vivía una época de oro, que lo llevaba a estrenar películas en
las principales capitales sudamericanas con igual o mayor atención que sus
pares estadounidenses. Esos años, se sabe, pasaron. Pero cada tanto surge el
interés extranjero por reeditar algo de esplendor, al menos en cuanto a la
producción de películas argentinas “de calidad” que, al mismo tiempo, puedan
tener su rebote en otros países latinoamericanos. Mauricio Durán,
vicepresidente de Universal Latinoamérica, justamente visitó hace poco el país
con el firme propósito de alentar esa línea. Y, en concreto, apoyar el rodaje
de Pensé que iba a haber fiesta, comedia dramática de Victoria Galardi
(directora de Amorosa Soledad de 2008 y Cerro Bayo de 2010).
“Trata sobre la relación de dos amigas,
una que viaja a Uruguay por un fin de semana porque se está separando y la
otra, soltera, que se queda a cuidarla y comienza una relación con el ex de
ella”, cuenta Victoria bajo la atenta mirada de Durán y de Sebastián Alonso,
director de UIP (distribuidora de Universal y Paramount en la Argentina).
“Nosotros estamos muy contentos de apoyar este proyecto en el cual creemos y
nos gusta”, agrega Durán. Y reconoce, que entre la estrategia de Universal,
figura la apuesta de extender la influencia del cine argentino a nivel
continental. “Es un desafío. Porque muchas veces lo que funciona en el país
local no necesariamente funciona en los países limítrofes o continentales. A
nosotros mismos nos pasa con el cine mexicano, con películas que les va muy
bien en el DF pero que después no pueden repetir la perfomance en el resto de
Latinoamérica”, advierte.
A la hora de evaluar la perfomance de la
industria y los números locales, Alonso es optimista: “Está yendo mucha gente
al cine.” Y coincide con Durán en que el problema de la piratería es más a
nivel del home-theatre y el consumo casero (o sea, una amenaza real para el
videoclub) que a nivel cine. “La experiencia real de ir a ver una película en
la pantalla grande sigue siendo irremplazable por más piratería que haya”,
remarca. Y acepta que la variable a corregir, tal vez, sea el precio de las
entradas. “A nivel estrictamente económico, la entrada de cine a nivel promedio
todavía sigue siendo más económica que ir a ver una obra de teatro o ir a la
cancha, sus competidores históricos a nivel espectáculo masivo. Pero es verdad
que tantas promociones a veces conspiran contra el precio final de la entrada
que a veces sube un poco más y dificulta que veamos más salas llenas.”
Fuente: Tiempo Argentino

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